Tener una buena motricidad fina es fundamental para el desarrollo íntegro del cuerpo humano. Comenzamos a desarrollarla, antes incluso del nacimiento, desde el vientre materno. Una vez hemos llegado al mundo, continuaremos desarrollándola y empezaremos a mejorarla y a perfeccionarla poco a poco.
El término Motricidad fina hace referencia al dominio o control que tenemos sobre nuestro cuerpo. No solamente hablamos de movimientos, la motricidad fina va mucho más allá incluyendo aspectos como la intuición, la espontaneidad, la coordinación ojo-mano o la creatividad. Tiene que ver por tanto con la manifestación de intenciones y de la propia personalidad.
A veces, por motivos de distinta índole, los peques tienen problemas para desarrollar correctamente su motricidad,tanto fina como gruesa.
En mi aula P.T. trabajamos mucho este aspecto, sobre todo con los alumnos que presentan algún tipo de trastorno del desarrollo.
El ejercicio de la pinza, la fuerza, la inserción de elementos… están a la orden del día y utilizo diferentes recursos para hacerles la tarea un poco menos tediosa. Normalmente, cuando presentan dificultad en un aspecto, suelen resistirse a practicarlo, por eso es tan importante plantearles actividades interesantes y que les resulten atractivas a primer golpe de vista.
Por suerte, en el mercado hay montones de productos cada vez más bonitos para desarrollar todo tipo de habilidad, entre ellas la motricidad fina.
Djeco, es una de mis marcas preferidas. Siempre acudo a ella cuando necesito algo , y en este caso me ofreció un juego perfecto para uno de mis alumnos más pequeños que presenta, precisamente, dificultad en el desarrollo psicomotriz.
Lassamino es una opción perfecta para trabajar con niños y niñas que presenten dificultades de este estilo.

¿Qué contiene?
Se trata de un juego de madera compuesto por 6 piezas que representan a diferentes animales, en este caso: el león, la cebra, el cocodrilo y el pájaro.
Además incluye 4 cuerdas de colores, tipo cordón de zapatillas : rojo, marrón, verde y naranja.

¿Cómo se juega?
La mecánica es muy sencilla, deben ir pasando el hilo a través de los agujeros que se encuentran en las piezas hasta terminar. Las opciones son infinitas, depende un poco de la capacidad que tengan y también de la inventiva. Lo mejor de todo es que no hay normas a seguir, la única que tenemos que cumplir es llevar a cabo la tarea encomendada.

Alguna de las piezas tiene complemento, por ejemplo, el león viene representado simplemente por la melena y el cuerpo en una misma pieza y después está la cara en otra pieza diferente que debemos unir a la anterior por medio del cordón. Es un nivel un poco más avanzado que necesita de una mayor destreza motriz.

Lo mismo ocurre con el pájaro. Podemos unirlo al animal que queramos: al lomo del cocodrilo, del tigre, de la cebra o por qué no, lo podemos colocar encima de la cabeza del león.

Es un juego precioso que invita a experimentar y que está pensado para peques mayores de dos años. Como ocurre casi siempre, la edad recomendada es orientativa. Si consideras que tu peque, siendo más pequeño, puede ser capaz de hacerlo, es genial que se lo ofrezcas.
¿Qué podemos trabajar con él?
Además de la motricidad fina, podemos trabajar los colores, los ruidos que hace cada animal y el nombre de cada uno e incluso el conteo y los tamaños.
Es un juguete precioso que no falta en mi clase y que ayuda a grandes y pequeños a mejorar algo tan importante e imprescindible como es, la motricidad fina.
¿Lo conocíais? Podéis adquirirlo en Amazon o en cualquier juguetería.