La Señora Doña María decide salir a buscar compañía por el monte, y se trae consigo animales de lo más diverso, lo que traerá una serie de confusiones de lo más divertidas
Hoy os voy a enseñar un libro de la Editorial Kalandraka que es… ¡UNA PASADA! Me encanta, me encanta, me encanta. Si lo hubiera tenido cuando yo era pequeña estoy segura que sería de los que leería una y otra vez, en bucle:
Animales de compañía

Texto de MANUEL LOURENZO GONZÁLEZ
Ilustraciones de ÓSCAR VILLÁN
Encuadernado en cartoné.
Tamaño: 22 x 22 cm.
Número de páginas: 36
Animales de compañía no es el cuento que cabría esperar por su título, pero la portada ya nos da una idea que será un libro divertido; comienza así :
«Érase una vieja muy vieja a la que llamaban Doña María.
La pobre vivía sola, muy sola, siempre triste y aburrida.
Una mañana subió al monte
y, con esfuerzo, a lo largo del día
fue recogiendo en una caja
varios animales de compañía.»
Como veis, la narración es en verso, con una métrica sencilla para los más pequeños. Doña María va al monte, y trae consigo unas mascotas poco habituales. Cuando se las enseña a una vecina chismosa, ella va contando a los demás qué animales acompañan a Doña María en su caja, pero a su manera, lo que hace que vaya cundiendo el pánico poco a poco entre la población hasta tal punto de tener que avisar a las autoridades.

El juego de palabras, tipo trabalenguas es super chulo, acompañado además por unas ilustraciones que van cambiando a medida que el asunto se lía. Me hace recordar al juego del teléfono estropeado. Lo conocéis, ¿verdad?.
Le decías al oído a la persona de tu izquierda una frase, muy bajito y muy rápido, ella tenía que decir lo que había entendido al siguiente, así hasta que daba la vuelta al círculo completo. Los resultados solían ser de lo más disparatados, y poco tenían que ver con lo que se había dicho en un principio.
El libro puede enfocarse para tratar varios temas como:
la soledad
los problemas que traen los «dimes y diretes»
la importancia de contar las cosas tal y como son, sin adornar
y desde un punto de vista más lúdico, se puede usar para inventar nuevos animales.
¿Qué pasaría si mezclamos un caballo con una ballena? ¿Cómo lo llamaríamos? ¿Y un erizo con un elefante?.

A parte de inventar palabras nuevas y conseguir pronunciarlas, con lo que conseguiríamos una ampliación del lenguaje y la imaginación podría servirnos para después hacer la actividad de dibujarlos y así pasar tardes la mar de entretenidos. Se me ocurre también, que mediante estos dibujos, podríamos iniciarnos en la mitología, por ejemplo Pegaso,que era un caballo alado, o algo tan asturiano como el Cuélebre una serpiente alada con escamas de pez.
¿Os gusta la idea? Yo ya me estoy imaginando en unos años con la caja de colores encima de la mesa y coloreando alegres gatofantes y enormes vacarabajos.
Si quieres hacerte con un ejemplar
